Jigging, una pesca muy activa |
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| Por Nacho Torner | |
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Los japoneses dieron a conocer el jigging, tras la práctica de distintos peces en diversos mares y océanos. No obstante, esta disciplina nació en el Pacífico Norte, para una pesca comercial, en la que en la que ya se usaban sencillos señuelos de plomo –con tiras de plástico–, conocidos ya entonces con el nombre que ahora les damos, jigs. Posteriormente los escandinavos adecuaron esta disciplina a la pesca del halibut del norte.
En el jigging estamos dando tirones más o menos bruscos a la caña y en dirección vertical, una acción bastante agotadora si practicamos durante varias horas. Una vez dejamos caer el señuelo recuperamos con el el carrete totalmente abierto y damos tirones. Los movimientos variados que ejercemos hacen que el pez pueda sucumbir. Iremos soltando y recuperando varias veces. Si hay poca corriente lanzaremos unas 5 veces en el área en la que nos ubicamos, antes de cambiar de rumbo. Recordemos que a diferencia del curricán, al realizarse con el barco parado y posiblemente a varias millas de la costa, podemos pescar varias personas a la vez en las primeras millas desde la orillas en fondos a partir de los 20 metros. |
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FONDOS Y ESPECIES |
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¿QUÉ MATERIAL USAMOS? Las cañas de jigging proporcionan buena flexibilidad y están diseñadas de carbono de alto módulo de última generación, con un anillado (SIC) de gran resistencia a la abrasión. Respecto a la longitud de las mismas, es recomendable empezar con 170- 195 centímetros. Los carretes de jigging, provistos de un gran número de rodamientos, tienen un ratio medio de cinco vueltas de tambor por una vuelta de manivela. Se recomienda el uso de carretes que bajen de los 900 gr y que tengan una gran manivela ergonómica para maniobrar de modo fácil. En cuanto a los jigs, si nos estamos iniciando en esta disciplina recomendamos usar de un peso que doble el fondo, si la corriente es escasa. En caso contrario, o con mucha deriva, lo ideal sería subir el peso de los jigs un 50% más. En este punto, el pescador debe tener la sensación de que el artificial domina la situación y no la corriente o la deriva. Respecto a colores y tamaños, según la preferencia del pescador, aunque hay tonos como el naranja y el plateado que funcionan perfectamente. Usaremos sedal trenzado, caracterizado por su buena resistencia que uniremos a un terminal de fluorocarbono de una resistencia de 20 kilos como mínimo. Tengamos presente el uso de una sonda, ya que vamos a necesitar tener contacto con el perfil marino sobre el que estamos navegando. De este modo, podremos interpretar las manchas que indicarán la presencia de peces y cardúmenes. |
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